Las grasas nos ayudan a sentirnos llenos y saciados. Aumentan nuestro metabolismo. Al no contener glucosa, no aumentan nuestros niveles de azúcar en sangre ni desencadenan la liberación de insulina, que actúa como fertilizante para las células grasas de nuestro cuerpo. Ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo y los triglicéridos, y ayudan a aumentar el colesterol HDL (bueno) en el cuerpo. Son necesarias para el correcto funcionamiento hormonal y del sistema inmunológico, suprimen la inflamación e incluso contienen vitaminas.
Grasas tradicionales sin refinar de plantas y animales. Estudios científicos demuestran que las grasas en la sangre que causan ataques cardíacos son las que provienen de comer azúcar y carbohidratos, no grasas. Cuando los carbohidratos llegan al hígado, muchos de ellos se convierten directamente en grasa.
Tip: Para cocinar: aceite de aguacate, mantequilla (de vacas felices) grass fed, ghee, aceite de coco orgánico.
Para aderezar: aceite de oliva, aceite de nueces, aceite de sesamo.
Evitar: aceite de soya, aceite de canola, aceite de maíz, aceite de girasol (aceites vegetales refinados), margarina y sustitutos de la mantequilla, cualquier cosa que no se vea natural o tenga en su etiqueta “hidrogenado”
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